Y los problemas vinieron en cascada.
Ejemplifico.
Así un día me acusaron, y el párroco me
incriminó de haber insultado, corrido y
humillado a una niña, ¿neta fui yo? Juro por mi vida que no hice eso, sólo
dije un simple y tajante: no. Igual y
nadie antes la había negado algo y por eso reaccionó inventando cosas. Nunca lo
acepté, y ante la necesidad de querer escuchar los dejé. Otro ejemplo. No sé
cuantas veces he dicho mentiras, igual y tengo suerte para no ser cachado. Una
mañanita respondí un: pero, si yo no lo
hic. Tono serio, me había molestado un minutos antes. Y resulta que le
grité, le falté al respeto. ¿Orta vez mi inconsciente?, carajo. Esta vez dije la
verdad. Y sabía quién lo hice pero ¿para qué hacer más lío?. No quise
defenderme y lo dejé así.
Si las cosas estaban así, ¿algo peor podía
pasarme? Wait please, ¡sí pasó!
En este costal de papas como a Adán se me cayó
la venda en la piñata y empecé a cojear de mi talón de Aquiles … una, dos, tres chicas muy, muy guapas. ¿Me
enamoré?, igual y sí. ¿Lo estoy ahora? No. ¿Qué pasó?, al carajo eso, sólo sé
que pasó. Más no piense mal el lector, sólo hablo de que sentía un cariño y lo
admito me atraía. Pero para mi suerte así como apreció, se ha ido. Uff!
Tengo buenas notas en los papeletes escolares,
amo la computación, me gusta trabajar, Y quiero formar una familia. Mi ego
entró a escena. Y yo tenía un hábito puesto.
Lo pensé largamente. Tanto como cuando entré.
Mi crisis tocó fin. Tenía que irme. Así un domingo se lo dije a
maestro de novicios. ¿votos, pobreza, castidad y obediencia?, yo no puedo.
Las cortesías
de siempre cuando uno se despide, Colgué el hábito, la cuerda y devolví todo. Juré no llevarme nada.
Y hasta hoy lo he recuperado, hay algo que es mío, y es esta experiencia. Ya ha
pasado casi un año y lo puedo escribir con madurez.
¿Por qué
te saliste del seminario? Esta vida exige mucho. Quizá
no la comunidad, los frailes o los fieles no te pida lo mismo. Pero el
evangelio es muy claro y radical. Si Dios no te ha elegido no lo vas a lograr.
Quizá seas cura pero probablemente
tendrás una vida muy relajada, y eso es una mediocridad. O igual ni te importe.
A mi Dios no me eligió. Lo sé porque ví con
mis ojos a frailes y religiosas que todos los días se esforzaban por caminar
ese estrecho camino de la santidad. Si alguno es canonizado, yo daré testimonio
a su favor. Yo no estaba dispuesto a tal
exigencia, y un mediocre más en la iglesia no es lo que hace falta.
Crecí mucho en esos dos años. Les debo mucho
aprendizaje. Ningún rencor, sería ridículo perder tiempo en sujetos a los que
ya no ves. Hice amigos, hermanos y conocí a extraordinarias personas. Por
cierto algunas de éstas ya ni un saludo me han contestado, igual y están muy
ocupados, los ayudé borrándolos de mi lista de amigos de facebook.
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Si alguno llegaré por arte del azar a este
blog, y esté en el seminario o piense en entrar, no piense que lo desaconsejo.
Claro que no! Sólo podría aconsejarte que seas auténtico y realista. El camino
tiene que ser duro. Así el seminario es un crisol que prepara a los pastores de
la iglesia, modelos para ella. Siempre busca a Dios. Sólo hay una meta la santidad, eso nunca va a pasar de
moda.
Igual y esta entrada es lo más inútil. Pero
también podría ser una especie “Periquillo Sarniento” de mí, para mis lectores.
Hasta otra!
Recuerdo aquellas series gringas donde siempre muestran a alguien a punto de entrar de lleno al sacerdocio decir que han recibido "el llamado de Dios". Si no lo recibiste, entonces es porque algo mejor te espera.
ResponderEliminarCualquier decisión que hayas tomado es respetable, lo mejor es estar bien con uno mismo.
Pedro es usted un... ja ja basta de cortesías, usted me echó de la copa...
ResponderEliminarEn esas caricaturas del "llamado de Dios" se ilustra mucho eso de cielos relampagueantes, de seres que suben y bajan o de voces sobrenaturales. Aunque te puedo asegurar que nada de eso pasa. O al menos a mí no xD
De decisiones se conforma la vida, y el punto es cada vez ser más acertado...