viernes, 31 de mayo de 2013

Hoy escribo la versión 2.0 de la pirateada entrada de '¿cómo perder a tu mejor amigo(a)?'
Los enlisto en forma de errores.

1.  Mi amigo es amigo. Es mí propiedad. Adueñarse de algo que que nació para no tener dueño es malo, intentarlo es aún peor. El artículo posesivo mi suele encubrir una inseguridad, quizá al temor de perder algo no esté afectando. Esto es como el estornudo que anuncia la gripe.

2. Mi amigo tiene que estar para mí.  Resaca de lo anterior es creer que el otro no tiene una vida propia, con ocupaciones y problemas propios, es pensar que sólo tú estás en la realidad. Así por ejemplo llegamos a creer que a cualquier petición nuestra en automático debe ser: . Quitar la libertad del otro acaba por destruir lo gratuito de la amistad.

3. Mi amigo siempre está de acuerdo conmigo. También coarta la libertad. Sé que se siente feo que un amigo tenga que descalificar una opinión tuya o un acto, pero si no fuera así ¿no lo estamos obligando a mentir? Si una amistad se basa en la sinceridad, estamos mal.

4. Decidir por mi amigo. Tomar decisiones por él es simular que el otro no tiene capacidad para responder. Algo así como decirle 'iinepto'. No hay que ser exagerados, no hablamos de decisiones triviales, si no de aquellas en las que sabemos que por se amigos tenemos que preguntárselo antes.

5. Mi amigo me presta. Hacer de tu amigo un banco o un presta prenda no es la mejor opción. Diferente es tomar el ofrecimiento espontáneo y libre de un amigo a ayudarte económicamente a recurrir a él siempre para lo mismo. O mucho peor, tener su ayuda por segura siempre, y sobre esa presunción tomar otras decisiones.

6. Usar al amigo como cómplice infiltrado. A esto me refiero cuando usamos una amistad para solapar alguna travesura, cosa nada inusual, aquí con el detalle de que él nunca disfruta del momento.  Puedes dejarlo en casa para que te cubra con tus padres o con tus maestros en la escuela. Eso fastidia incluso al mejor de tus amigos.

7. Marcarlo como el primer sospechoso en cualquier caso. Así como cuando se te cae un teatro, una mentira o un destape él encabeza la lista de soplones. Puesto que sólo él conoce los detalles es un argumento muy convincente. Claro, como si una mentira nunca corriera el riesgo de ser descubierta. O si hablamos de un secreto que no tuviera posibilidad de ser revelado.

8. Dudar siempre de esa eterna amistad. Si después de alguna discusión o un desacuerdo recurres siempre a la premisa de que eso indica que no es una amistad verdadera, jura que nunca lo acabará siendo. A veces, corrijo, siempre es mejor amarrar la lengua cunado se está enfadado, porque uno mete mucho la pata con sus comentarios. Pero tu mismo reflexionalo , una amistad que siempre está amenazada por la duda ¿puede perdurar?

9. Ridiculizar a mi amigo. Esto es, usando cosas que él te ha confiado como amigo, o burlándote de mala leche enfrente de otros. Cuando conoces de alguien  que hay cosas que lo incomodan, aún así parezcan leves no puedes usarlas para divertirte. O el caso inverso, ver que otros lo humillan y tú sentarte a ver o pasar indiferente a contemplar como tu amigo no sabe qué hacer. Esa es un prueba de fuego.

10. El último, mentirle a tu amigo. De lentejas se llena un costal, así la desconfianza carcome a una amistad, la desgasta. La sinceridad bien entendida expresa una verdadera amistad. Hasta puedes llegar a la máxima mentira: llamar amigo a quién no lo tratas como tal.

Equivocarse no es aquí el problema, sino hacerlo de forma sistemática y casi intencional. Eso asegura que esa amistad termine más temprano que tarde. Sentarse y reflexionar nuestra amistad  nos da la oportunidad de construir una amistad que perdure a pesar de tiempo, problemas o distancia.

A veces uno tiene que vivir o ver en otros estos diez errores para que entienda el paradójico regalo de la amistad, que puede ser tan fuerte como un lazo tan débil...

Hasta otra!

0 comentarios :

Publicar un comentario