Hoy 15 de mayo me ha nacido dedicar una entrada para recordar y agradecer a aquellas personas que dentro de un salón de clases nos ayudaron a desarrollar nuestras capacidades intelectuales. Pero que sobre todo nos dejan una grata huella en nuestra vida. En este homenaje escribo a aquellos profesores que fueron unos auténticos maestros.
De mi primaria me quedan recuerdos de dos maestros, la maestra Verónica, la primera maestra, la nos enseña a leer, y la que también me aventó a mi primer concurso, la confianza que me tuvo me dio un impulso decisivo en mi vida escolar. También recuerdo a la maestra Amalia, estricta pero que también sabía chulear los progresos que íbamos teniendo como estudiantes. Mención aparte el profesor Cajero que en cuarto grado me enseñó -a petición mía- a sacar la raíz cuadrada, y hasta hoy sigo usando su algoritmo!
En la secundaria. La maestra que te hace sufrir con la gramática y las reglas de ortografía. Siempre decía que la ortografía es la carta de presentación de una persona: Sofía Ponce Becerril. También está el maestro que ama sentirse odiado, el que deja planas. A él le encantaba evaluarnos con exposiciones, debates y concursos. Supongo que así aprendí historia de México y universal, no diré que soy experto, más esta materia es mi amor prohibitivo. Este desgraciado se llama Sergio Santana Ruíz.
Como olvidar a las maestras de computación, las que me ayudaron a darme cuenta que por ahí iba mi camino (salvo abrupto). Tremendas profesoras, con su toque de elegancia y rígidez. Dicho sea, me voy a quemar, la primera de éstas fue mi amor platónicos (dondequiera que ahora esté): Yadira Alejandra Velázquez Rebollar y Leisy Esquivel Flores
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Un homenaje a estas mujeres y hombres que nos dedicaron tiempo y paciencia para aminorar nuestra ignorancia. Seres que sobre todo me enseñaron el valor de aprender por sí sólo, aquellos que te empujan para que vueles con tus propias alas.
Maestros que dejan huella en toda la vida. Qué más allá de escrbir sentencias en un pizarrón fueron maestros de vida, con un comportamiento y una constancia ejemplar. Seres que confían en que su esfuerzo en un futuro hará este país un poco mejor.
Que afortunado soy por haber tenido profesores como estos, y no unos que dejan a sus alumnos sin clases por meterse en ridiculeces políticas. Que van y destruyen comercios, cierran autopistas o que secuestran a policías. Que afortunado por haberlos conocido en mi vida de estudiante.
Feliz día del maestro!
cosquillas?
ResponderEliminarClaro!
EliminarDícese de quien te contraría, que te irrita. Es un "verbo" que uso mucho en mi blog, para referirme a lo que es incómodo. =)
Saludos!
Y yo crei que te referias a algo asi como "mariposas en el estomago" por ... cariño xD
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ResponderEliminarHola... Gran post. Me llamó la atención lo de Sergio Santana Ruiz, tuve un maestro en secundaria llamado así, y sí, le tenía miedo, a mi me daba Civismo. ¿Será el mismo?
ResponderEliminarPor cierto, me causo mucha gracia en general, porque ahora yo soy maestra de Español, y bueno... La ortografía sí es la carta de presentación, jaja. Saludos, ojalá respondas lo de el Profesor Sergio.
Hola Abby!
EliminarSeguro que si hablamos del mismo, yo cursé en la secundaria #35. El profesor Santana a mí me impartió Historia en dos niveles. También daba civismo. Aunque ya se ha jubilado.
A mí me odiaba el profesor, solía hacerme las preguntas más complicadas y gustaba de exponer mis errores en público, y jamás me aduló un solo acierto. Y todo eso me hizo sentar cabeza sobre si los conocimientos eran solo para "apantallar" o iban a algo más profundo en la vida. Yo opté por lo segundo.
La maestra Sofía (la sigo viendo aún) fue quien me quitó la apatía por la ortografía y la redacción, sin ser un genio en esto, me gusta hacerlo todavía.
Saludos y gracias por el comentario lectora! =)